- Hay un caos afuera... no se que hacer - Dijo Christal
- Primero podrías haberme defendido de la loca de Hilda, tenemos que conversar eso, pero no ahora... dime que pasa
- Velo por tí misma
Alqua se quebró. No le sorprendía nada de lo que afuera pasaba, mas no podía evitar sentirse horrible, atacada, poco valorada. Sintió que sus esfuerzos por sacar algo adelante nadie los había notado y que otros, por querer destruir algo que ella quería, habían terminado destruyéndola a ella también, de paso.
Christal estaba molesta, pero no sabía que hacer. Miraba en silencio todo lo que ocurría alrededor. Ambas se quedaron sin hacer nada. Alqua luego de un largo rato se largó a llorar. Christal quiso decirle algo, mas no supo qué. Se sintió fracasada y sucia.
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La oscuridad apareció en aquel limbo de depresión. Hilda me observó con una sonrisa, mientras yo, con la mente nublada tomaba un cuchillo y me hacía daño en los brazos. La sangre corrió, pero no me hizo sentir mejor. Hilda me había traído noticias que no podía creer. La decepción era tanta... ya nada tenia sentido. Había pensado en tantas soluciones, en salir de allí, enfrentarme a Hilda y luchar por mi vida, pensé en olvidarme del sufrimiento por el que había optado y enfrentar el dolor con la frente en alto, mas no pude... me sentí sola y el peso de lo que otros consideraron errores cayó sobre mi.
Me ovillé en el piso, mientras el dolor de mis brazos se intensificaba y caí por completo en un sueño falso y sin esperanza. Lo había perdido todo
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