Christal tenía el ceño fruncido. Miraba de lejos a la chica de cabello castaño que estaba parada al borde de un imaginario acantilado, cercana a ella estaba Alqua con notoria cara de preocupación
- No doy más... estoy agotada - Dijo la chica que estaba descalza mirando al abismo
- Yo puedo ayudarte, tienes gente que te quiere, no tomes esta decisión - Dijo Alqua
- Mis amigos ya no pueden ayudarme, es algo mio...
- Esto es una reverenda estupidez, porque te dejas llevar por la rubia esta - Recriminó Christal
- Seguramente tu eres la mejor opción ¿no? - Contestó Alqua - te recuerdo que muchas de estas cosas no pasarían si no fuera porque tu apareciste
- Y yo te recuerdo mi querida Alqua que yo siempre he existido, simplemente me materialicé porque tu la destruias a ella y la hacías debil, me lo imploraste...
Se hizo el silencio durante unos segundos... luego la chica del abismo habló otra vez
- No puedo ver la luz, ya no puedo ver nada...me siento perdida y así jamás podré volver. No existe nadie en la vida real que pueda salvarme, lo que necesito... no... - Observó sus pies y movió suavemente los dedos - Llevo meses luchando con la oscuridad de mi corazón y mi mente - Cruzó sus pies y se dió media vuelta observando los rostros de ambas chicas, ambos rostros iguales, iguales a los de ella... iguales al mio. Hice el ademán de avanzar y alejarme del acantilado, más no pude. Cargué mi cuerpo hacia atrás y me dejé caer abriendo los brazos. Escuché el grito de Alqua antes de perder la conciencia en ese abismo de oscuridad y depresión...
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